He visto ayer por una ventana un tiesto lleno de lilas y de rosas pálidas, sobre un trípode.Por fondo tenía uno de esos cortinajes amarillos y opulentos, que hacen pensar en los mantos de los príncipes orientales. Las lilas recién cortadas resaltaban con su lindo color apacible, junto a los petalos esponjados de las rosas de té.
Junto al tiesto, en una copa de laca ornada con ibis de oro incrustados, incitaban a la gula manzanas frescas, medio coloradas, con la pelusilla de la fruta nevada y la sabrosa carne hinchada que toca el deseo;peras doradas y apetitosas, que daban indicios de ser todas jugo y como esperando el cuchillo de plata que debía rebanar a pulpa almibarada; y un ramillete de uvas negras, hasta con el polvillo cenicientos de los racimos acabados de arrancar de la viña.
Acerquéme, vilo de cerca todo.Las lilas y las rosas eran de cera, las manzanas y las peras de marmol pintado y las uvas de cristal.
Subido por Graciela Gutierrez
sábado, 17 de octubre de 2009
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